Mi nombre es Javier, nací en Puerto Rico, donde viví hasta los 14 años. Al emigrar a los Estados Unidos dejé atrás gran parte de mi familia, amigos, y seres queridos. No fue un proceso fácil para mi aceptar que mi mundo iba a cambiar drásticamente. Pero después de 4 años de la mudanza admito que valió la pena, y entiendo los motivos por los cuales mi mama y mi padrastro tomaron last decision para no bien y el de mis hermanas. Ellos entendían que íbamos a tener un mejor futuro y mejores oportunidades que desgraciadamente no iban a existir en nuestro país. Les cuento cómo fue todo desde la perspectiva de un adolescente para todos aquellos padres/ encargados que piensan mudarse con adolescentes, les adelanto que no va a ser fácil pero los aseguro que valdrá la pena.
Cuando tenía 13 años mi madre compartió la noticia de que nos íbamos a estar mudando a la Florida y esperando una buena reacción de mi parte, pero mi reacción estuvo muy lejos de ser lo que ella esperaba. En cuanto salieron las palabras ” mudarnos de Puerto Rico” mi mente se fue en negación, tenía que sacarle esa idea de la cabeza. Entramos en discusiones que en fin no llegaron a nada, solo causaron más problemas e hicieron el proceso más difícil para mi y para mi familia. Pero en mi mente no cabía la posibilidad de tener que decirle adiós a todos mis amigos, a mis primos, a mi abuela, y sobretodo a mi padre. Nunca pensé que realmente ocurriría. Mi madre dijo que nos mudaríamos el próximo verano para que termináramos el año escolar en Puerto Rico.
Al pasar los meses ya no pensaba en la mudanza, se sentía tan distante que no le daba mucho pensamiento. Ya le había comentado a mi amigos de la escuela, y aunque les daba mucha pena conmigo ellos pensaban que era lo mejor, conscientes de las numerosas puertas que esto me iba a abrir en el futuro. Ahora que lo pienso, es mucho más fácil pensar en la cosas positivas que trae el cambio cuando no estás en los zapatos de la persona que va a ser afectada, como dirían en Puerto Rico “con la boca es un mamey” queriendo decir que es fácil hablar sobre algo que no te afecta directamente y sobre algo con lo que no tienes que lidiar.
Siguió pasando el tiempo, que no perdona, y llegó el verano. Estábamos viviendo en casa de mi abuela porque ya habíamos rentado nuestro hogar y era cuestión de semanas en lo que nos mudábamos. En ese momento ya sabía que no había nada que podía hacer para cambiar la situación, solo lidiar con mis sentimientos de angustia y temor en lo que llegaba el día. El día antes de mudarme me reuní con mis amigos más cercanos por última vez para despedirme, me desearon lo mejor y me entregaron un video que me dijeron podía ver solo hasta que estuviera en mi nuevo hogar en los Estados Unidos. Fue uno de los días más difíciles para mi de todo el proceso. Me despedí de mi padre, de mi abuela y del resto de mi familia.
Llego el día. La madre de mi padrastro nos llevo al aeropuerto, y con lágrimas en mis ojos me monté en ese avión hundido en mis penas y ciego a cualquier aspecto positivo que mudarse a la Florida podría tener. Un vuelo de 3 horas se sintió como una corta eternidad. Al llegar a nuestro destino me encontré en un mundo totalmente diferente al que estaba acostumbrado.
Me sentía desorientado. Cuando llegamos a nuestro nuevo hogar mi madre me dijo que saliera a conocer los vecinos muchos de los cuales se encontraban jugando baloncesto en la cancha del complejo al que nos mudamos. Con la mala actitud que tenía le dije que no tenía ningún interés en hacer amistades, pero como buena madre me forzó a salir a socializar. Intenté presentarme y tener una buena conversación con ellos pero me di cuenta que apenas los podía entender porque hablaban muy rápido y no entendía el ingles tan bien todavía. También me costaba comunicarme y me sentía avergonzado de mi notable acento. El resto del verano lo paso mayormente en mi casa o saliendo con mi familia para conocer el area.
Llegó el primer día de clases. Tenía mucho estrés, iba a cursar el décimo grado en una escuela nueva donde no conocía a nadie. El autobús me recogió a las 6:30 de la mañana, no pude socializar con nadie en el autobús ya que todos estábamos medio dormidos. Durante el día tuve la oportunidad de conocer varias personas incluso algunos latinos los cuales simpatizaban conmigo ya que algunos de ellos también habían emigrado recientemente. Pasaron las semanas, luego los meses, y ya me estaba sintiendo más cómodo con el ingles, aprendí a escribirlo y hablar perfectamente. Después del primer año ya estaba casi completamente acostumbrado a vivir en la Florida y me encantaba, ya había hecho varias amistades. Estuve 3 años en esa escuela, conocí mucha gente buena y tuve una experiencia positiva.
Hoy día soy un estudiante de primer año en Florida Atlantic University, donde estudio finanzas. Y puedo decir que aunque mudarme a la florida fue un proceso difícil, rindió fruto y hoy gozo de numerosas oportunidades que no recibiría en mi país natal. Estoy muy agradecido con mis padres por tomar la difícil decision pensando en el bienestar y el futuro de sus hijos. Termino con esto, los adolescentes podrán estar en contra de emigrar al estar cegados por la ignorancia que usualmente existe a esa edad, pero cuando tengan un poco de madurez estarán sumamente agradecidos, como lo estoy yo hoy, y tendrán un mejor futuro por delante. Espero que este artículo relatando mis experiencias le sirva de ayuda a otros adolescentes que se encuentren en circunstancia similares.